¡Alégrate!

 En Cristo, tu vida tiene rumbo y un propósito eterno. ¡Alégrate!

Decide hoy abrir la boca solo para bendecir, animar y alegrar el corazón de los demás.

Si intentas contar todas las bendiciones que Dios te ha dado, descubrirás que sus bondades son mucho más abundantes de lo que imaginabas.

Vive cada día de la mano con Jesús, busca su presencia y su dirección. Verás cómo todo irá mejor.

En medio de tus luchas, intenta ver a Dios. Él se mueve a través de los que te dan palabras de ánimo y te extienden la mano con amor.

Da lo mejor de ti en todo lo que haces. Tú puedes contribuir a que este mundo sea mucho mejor.

Recuerda siempre que Dios te ama con amor eterno. Espero que hoy sientas su toque amoroso de forma especial.

Gracias por escucharme, amarme y ayudarme. Dios te ha usado para bendecirme y le doy muchas gracias por ti.

Habla con Dios en medio de cualquier situación. Él está atento y dispuesto a ayudarte. ¡Él te ama!

Si Dios ha puesto algo en tu corazón para hacer, él te mostrará cómo llevarlo a cabo para su gloria. ¡Confía!

Mira hacia adelante, al camino que Dios ha preparado para ti. En él, tu futuro está lleno de esperanza.

Sigue alabando y amando a Dios con todo tu corazón y con todo tu ser. Él es digno y se lo merece.

¡Persevera en el Señor! Puede que la vida con él no sea fácil, pero es maravillosa. ¡No te rindas!

Eres un ejemplo de servicio fiel a Dios. Sigue bendiciendo a otros con tu trabajo y tu amor.